Irás al amor como a las grandes montañas,
sin miedo por los espacios indescifrables,
famélico de sol y con canastos plenos de tiempo vacío,
dejando atrás porque era inútil
todo lo que se desprendió de la noche,
cuando la noche no es la verdadera noche,
la sorda paz del tedio, de lo callado su mortaja
y con ella el pecho sumiso de todas las cosas,
el mundo como asilo de sílabas ilegibles,
sermones aserrando almohadas con cuchillos
ocultos en los ojos de la madrugada,
escalones montados de espinas para entrar en el juego
ominoso de máscaras torvas que crecen
y crecen bastardeando la vida, esa vida
cautiva entre nieblas arrasadas de fantasmas,
llevando en sus brazos y sin poder verlo
el recipiente inconcluso y estrujado del destino.
Irás adonde sea, arremolinando como el fuego
palabras que nacen solas, sin buscarlas,
canciones que esperan ávidas
al final del arco tendido por el río,
el albergue propicio para ser soñadas.
(De: SEPARATA )
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.