En mitad del árbol
entro como en abstinencia
al silencio,
por escaleras que miran
sin percibirlo al río
imantado de astros,
siempre obstinado en quedarse,
amplio y cambiante,
casi un mar desplegando
bocanadas de aventuras
que llegan como gestos de la lejanía
en el vuelo de las gaviotas.
Y es fatigoso el tormento,
acostumbrada como estoy
a trepar el ancla
por las ramas de la mora que,
justo ahora,
ha comenzado a brotar.
(De: SEPARATA)
(De: SEPARATA)
Una belleza viajar por los árboles del sueño.
ResponderEliminarGran poema. Un abrazo.