Imposible partir de Los Nacimientos
y olvidar al sol puesto a tatuar sus manos
en la distancia
fulgurante
imposible quedarse con figuras de altura
como si fueran un dibujo
del mero acontecer
geológico
cuando en el fluir del magnetismo
se sostienen armónicos
médanos y volcanes
engarzados a un cielo que nos inmensa
hasta dejarnos anónimos en el regazo de la luz
y en ella flotamos
nublado el cuerpo que encontró sus libertades
al desterrar
ataduras del abismo
pues sólo el tiempo tiene cuerpo
y nos huelen las
cumbres
y en la noche sus
astros nos cabalgan
y somos memoria
del paisaje
y del futuro una
cierta adivinanza
fertilizados por silencios que eyaculan
ritmos del
universo
que no se consumen
nunca
porque al puñal del rayo se desgració la muerte.
Aquí en la Puna
la tierra fue más allá de ella misma.
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