Errantes viajeros sin nombre
llegamos de lo profano
a despoblarnos de historia.
En estas brazadas de sal
la cara del agua se dio vuelta
y se despierta en sulfuros
por los ojos de los géiseres
donde el mundo sin apoyo se sueña
y respira la tierra sus nacimientos.
Hay un eterno fluir del espacio,
como un camino ilusorio
siempre vuelto a sí mismo
hasta que el hombre se torna
vibración del
horizonte.
Nada en Antofalla es vacío,
todo es olor y sabor de infinito.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.