No
he podido estirar el brazo
como
Thetis hacia el rostro de Júpiter
sólo
recorro caseríos deshabitados
que aun poseen el farol del Ermitaño
esa
luz que se va abriendo paso
hacia
el lado oceánico de la noche
mientras
tomo café
bajo el cielo
encapotado de Berlín
herida por lo incierto
percibo que algo
ocurre
pues huelo
azahares de la plaza de Salta
en el roble de la mesa vacía.
Qué hermoso encontrar esto.
ResponderEliminarLe dejo otra sorpresa.
Yamila N
¡Sí que es una sorpresa. Gracias!
Eliminar