miércoles, 24 de agosto de 2016





Cuántas veces voy a seguir viendo
al ciervo
correr tras su imagen
en la desnudez del fuego

al loco profetizando su cigarro
desde la mesa del bar en una calle
de la Gran Canaria

a los caballos azules quietos
en cualquier parte
con mis manos en las crines

a las cabras pariendo
bajo el acoso deseante
del gato overo

cuántas veces más lo seguiré
olfateando
por eso que nos iguala en el silencio
oscuro 
                  del tálamo.




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