jueves, 23 de diciembre de 2010

Comienzo


Nada detiene este amanecer vestido de jazmines,
ni la sombra de los abuelos muertos.

Nada vano impide a la luz
navegar su agua dulce
como un rezo en cántaros de barro,
allí donde la casa refleja
la curva de oro de su gruta oceánica.

Vuelta hacia arriba
la boca llena de hojas de la tierra
muestra el corazón de su animal seco,
riéndose.
Y el poeta huye por el mar
con sus brazos como remos
y la tierra lo espera en todas partes,
lo espera siempre,
riéndose.



(De: De Secretos y Volcanes - 2001)

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