Después
de haberte visto encaramado
A
los techos de la tarde
Con los
ojos entrecerrados
Contemplando
tu soledad entre las piedras
Las
noches se dedicaron a vaciar verdugos
Fluyendo minuciosamente
Con el líquido tenebroso del sueño
Pululante de balbuceos
Obligándonos a recordar formas del amor
Amordazadas por alguna condena
Oíamos voces que nos empujaban a ceremonias
salvajes
Donde se agitaban hombres y mujeres
Que se perseguían
enardecidos
Como en la Venecia de
Aschenbach
Y nos
arrastraban a la deriva hasta sumirnos
En una
canción oscura
Mano
a mano con el abismo.
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