Entre la piel y la tierra
los niños
enamorados
ingresan su rastro a
lo efímero
hay una pausa larga con
los pies en el agua
que fluye como nunca
en verano
entregados al festín
ignoran lo obsceno
del tiempo
del
corazón de las limas de Persia lamen
el silencio del terebinto
en ese instante
comenzó a escribirse el
recuerdo
de la sed iluminada.
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