Nos
juntaron las nubes
lentas
sembradas
de alas de los grandes pájaros
que
nunca mueren
nos
abrazaron a la lluvia
a
la noche y la mañana
al
desierto inmaculado de los profetas
que
no hemos conocido
pero
nos habitan
a la claridad que nos sustenta
y a veces se desmadra
hasta que dejamos de saber.
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