Un hombre advierte sus
quimeras
en cuadros de Bruegel
alucinado rumbea
hacia el lado oscuro
de los Cazadores en la nieve
y el perro que lo
sigue da la vuelta
y me despierta
somos dos
urgidos por una
remota insatisfacción
cruzando espacios
caprichosos
de la voz
que nos desencuentra
como si las palabras
huyeran
de un desierto a otro
desierto
y el perro
al modo de un rezago
helénico
alentara su nostalgia
por las piedras
calientes
luchando con la
nieve.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.