Lo
insondable del rumbo de los astros
me
ha vuelto ajena a las cosas
aprendí
a ver llegando quieta la distancia
por
la misma ventana donde veo lejos
los
venados que ahora corren una carrera
que
terminó hace miles de años
fui
ocupada por el viento
la silueta de un hombre
se desliza
atento al llamado del amor y la muerte
y
la niña italiana llevando un pan
tan
solitario como ella sobre el puente de un río
los árboles
en mi garganta
las aves migratorias neblinando mis ojos
y la sangre a cara descubierta
bajo la melodía de las esferas
lo que tiembla en conjuro
y queda detrás del poema.
lo que tiembla en conjuro
y queda detrás del poema.
Las flores del arrozal ya se trasformaron en semillas que volverán a la tierra a crecer en silencio.
ResponderEliminarLa niña italiana dejó el pan dónde debía y no dónde quería.
El lucero sigue marcando el camino a las aves migratorias y a nosotros, simples mortales.
Abrazo
El Eterno Retorno se cumple inexorablemente.
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