Con
el sigilo de un caballo triste
frecuento
tu casa
tus
vírgenes
que
copulan entre flores
decapitadas
y risas demenciales
tu cama encallejada en desapegos
tu
piel oliendo a escombro de sílice
adentro del espejo
adentro del espejo
esa
extraña soledad de los pájaros
cuando la tarde cae
como un mito imperturbable
sobre la espalda
como un mito imperturbable
sobre la espalda
el
concierto planetario
impulsado
por la primera sombra
hacia
los álamos sin hojas
mi
cicatriz en tu perfume
condenado
a morir
mas allá de lo evocado
el
aire de tus manos deshecho
sobre
un desvelo
y
todo tan lejos
tan
de óxido y medianoche
que
por los pliegues de tu cuerpo
camino
hasta no llegar.
La poeta camina, sin poder llegar, a la casa cuyo perfume desvanecerá sus cicatrices. Una casa en lejanía donde la pasión y la soledad se abrazan en magníficas imágenes, que nos muestran su magnífico y personal decir.
ResponderEliminarBravo Celia. Gracias
Ofelia F.