sábado, 16 de julio de 2016



Oh  no no fueron pensamientos vanos
cuando eran silencio de tormenta
suspendido en el musgo de la nuca

la saga del sol recitándole a la cordillera
y un aire blanco
dibujando algarrobos
en el desaparecido mar de Pipanaco

no        no es efímero el sueño 
ansiedades              consuelos
que entregan al paisaje los grillos
la noche por los campos
trajinando mensajes de la tierra

todo se olvida aunque vuelva
aunque siga cayendo
la piedra inconclusa del firmamento
pero no la voz         
fuego fatuo abriendo alambradas 
al viento
ese solitario asesino del azafrán.