Noche en puertos, azul como de lágrima,
fulgores de un leño centelleante
y tragos de música murmurados de madrugada,
por el apego que tengo de ver el mundo
abriéndose en octubre a las calandrias.
Y este goce inmensurable de beber
con amigos el vino iluminado,
íntimo dios que nos jinetea el alma
y la despena,
cayéndose en pasiones por los días,
para dejarnos después desnudos
en medio del saber altísimo de la vida,
libres,
pensativos
y solos.
(De: Detrás del Hilo Azul - 2010)
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