Miren a ese hombre quieto como un árbol
contemplando volcanes que se van
con nubes lentamente a la deriva.
Desde espacios remotos le vuelven paisajes
embriagados por un cielo
bebido a puro sol en salares de la puna.
Miren a ese hombre solo
y en vigilia como un chamán.
Mientras los astros rozando cumbres
pasan indiferentes y ensimismados,
un recuerdo le impone a su pena
coplear con la acequia
su agua más tierna y luminosa,
la del olvido.(De: Detrás del hilo azul - 2010)
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