domingo, 17 de marzo de 2019




                                           
Lo cierto del agua del río
su íntima visión del cauce
compromete adagios de altura
que se echan a rodar hacia vastedades
escrutados por el desierto
donde desesperan
abandonados al deseo de la tierra
sus apariciones
luces en movimiento 
envueltas en llamas
estirándose
hasta que se quiebran las alas de la tarde
en una nube larga 
                           y cenicienta
y el río se quiebra
y el aire se quiebra
y se quiebra la noche 
en un rincón cerrado de la memoria.