martes, 13 de octubre de 2015





De dónde viene la necesidad de entrega
a un vino
que comienza alegre y nos pierde
en la provocación de las tristezas
esto de arrojarse donde bailan
flores del aire con el diablo
haciendo atajo en tugurios de la noche
hasta llenarse la boca toda y la garganta
con aridez de yesca
soltar decires
insistentes en desnudo de estrellas
como de hombre y mujer enturbiados
con rituales principiando el fuego
torpezas de la lengua 
en el tembladeral del silencio
demasiado viejo ya para soportar
otro grito
añejado como este vino sin destellos
sin enlace nupcial con lo alto
este vino que nos secuestra
y empurpura
         crucificándonos
                  en su andrajosa soledad.