miércoles, 29 de febrero de 2012

Casa de Piedra


Casa de piedra
mi casa
vacía
de velos
de mentiras
de pudores
despierta
de lluvia
mi casa
de piedra mojada
mi casa de mar
mi casa de labios
de violetas
de pan
casa de piedra
mi casa
de irrintzi
de alas
de vuelo
mi casa.

(De: Irrintzi - 2009)

viernes, 24 de febrero de 2012

Del Adiós


Nadie sabe cuándo,
promiscuo y sin casa,
el poema se aleja
yendo hacia alguna parte,
se va, 
          se va
y la alquimia del adiós
             cae
sobre el asombro de una mano
que no quiere despedirse
y las cartas mueren,
              antes de ser vertidas,
en el residuo del corazón que escribe.


(De: Separata)

jueves, 16 de febrero de 2012

Foto en Abismo

                                                                      a Reinaldo Arenas

La distancia,
este pañuelo seco y quebradizo
doblado cuatro veces sobre la misma despedida,
no puede ocultar la imagen que siempre vuelve,
como una foto renovada de los frescos árboles,
donde una mujer joven tira piedras contra un hombre.

Dos monedas de un peso dan muerte al niño
que no comprende esa presencia intrusa.

Siglos de dolor en sus ojos
repiten la misma imagen
cada vez que intenta salvarse.


(De: De secretos y volcanes -2001)

jueves, 9 de febrero de 2012

Poema IX

No hay flores tatuando silencios en el agua.
Sólo este puente entre una orilla
y otra de ciegas tentaciones.

Es tan hermosa la noche que invita al viaje
anunciado en la mirada de los bebedores,
                          celebrantes llenos de culpa y regocijo.

Alguien cruza la distancia del espanto
mientras la música de un sueño
atrapa con sus tentáculos el suspiro
y lo sella, herida del infierno,
en la tinaja blanca de la memoria.

Rueda la mirada en los demonios del poema.

(De: Samotracia - 1999)

Paisaje Marino - Warren Sheppard

domingo, 5 de febrero de 2012

Fado en la Arena


Mudo y en duermevela,
temblado por vientos que ignoran su destino
y se desquician viendo al mar
sumergirse con los astros en su abismo,
el horizonte boca arriba
es la inundación del infinito,
y esos perros encelados y sucios,
pisotean nubes en la playa,
copulando frente a lo impasible                          
enarenan el cielo                    
con un dibujo iluminado de la especie,
y la niña que baja la escalera
hace una señal en su pecho,
tal vez una cruz
o tal vez nada,
siente en el rostro la brisa
pero es un fado el que vuela
y la despeina
y la besa en la nuca
y la embriaga con olor a limones
y naranjas
y un cierto dejo de miseria
que en ella se inocencia,
un fado siempre desencantado
a esta hora inmensa de la tarde
que los enamorados desolan
con sus besos
sin primicia de renacimiento.

Todo lo que era abierto
pasa,
         incoherente,
por comarcas
donde quedó el hombre
como un resto sin comienzo.

¿Hacia qué espantos voy,
después de quitarme la vida,
acicalada con ojos
que no sirven para mirarse?
En cada ola toca la luz
            y entra la muerte.


(De: Separata)