Puedo soltar mi pelo y golpearlo
contra el lila de la tarde,
arrancarle al río su gesto invernal,
y entre barcas deslizarme como un pájaro
que acecha el agónico abandono del agua
en brazos de la espuma fugitiva.
No puedo sostener la palabra que cae
y se hace trizas como un guijarro gastado.
Todo y nada puedo.
Y las velas de las naves en la bruma
empujándome al puñal de la intemperie.
(De: Samotracia - 1999 )
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