domingo, 26 de septiembre de 2010

Cada sol que se crispa



Cada sol que se crispa
entre el comienzo del camino
y el zarpazo de arena del viento
es un puñal incendiando el cuerpo bárbaro
de esta tierra sin palabras para mí,
que oculta su rostro y su olor en la piedra
que no me piensa
y cuyo canto de insectos acribillándose
en medio del silencio fascinado,
juega a seguir olvidándome como juegan
los santos con sus flores de papel descolorido,
                  olvidándose,
en la vieja capilla de adobes cascados
de Santa Teresita de Mazán, allá en La Rioja,
con nidada de telarañas y lagartijas ciegas,
                  abierta a la intemperie de la noche
y sus astros
que suelen quedarse dormidos adentro,
flotando en rezos,
y se despiertan cuando les llega el alba
   y se van,
      se van de vuelta al espacio infinito
         y queda la capilla con sus santos despintados,
            y sus lagartijas
              y queda esa tierra como un lugar sagrado  
                      de puro olvido.


(De:    Irrintzi   -   2009)

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